Un cottage para el mundo de hoy

Muy cercana al célebre puerto de Sídney, Birchgrove House es el replanteamiento de una antigua casita de madera. Aprovechar el espacio exterior y mantener su esencia fue el trabajo de Nobbs Radford Architects. 

17/09/2015

“La sección original del cottage tenía una típica fachada de listones”, recuerda Alison Nobbs, responsable de uno de los proyectos más satisfactorios de su despacho de arquitectura. Localizada en el suburbio de interior de Birchgrove, en Australia, esta ampliación buscaba “maximizar la experiencia exterior a partir de una simplificación y ...

“La sección original del cottage tenía una típica fachada de listones”, recuerda Alison Nobbs, responsable de uno de los proyectos más satisfactorios de su despacho de arquitectura. Localizada en el suburbio de interior de Birchgrove, en Australia, esta ampliación buscaba “maximizar la experiencia exterior a partir de una simplificación y teniendo en cuenta además que los vecinos se encuentran a una distancia bastante próxima”, recalca. Sin duda, se trataba de un trabajo en el que los esfuerzos debían ser casi invisibles, por debajo de unos resultados que consiguieran un hogar cálido y privado, junto a un aprovechamiento del entorno.  
 
Una primera solución fue reemplazar todas las paredes externas del primer piso con una fachada enteramente operable, lo que hace que cuando está cerrada, emula esos listones de la construcción original. El contraste con el uso de la madera refuerza la estructura primaria y el material de cobertura del cottage que Nobbs Radford Architects se encontró en el primer momento, por lo que la alternancia de la madera y el cemento refuerza la esencia de la materialidad conceptual común de este tipo de construcciones. Con vistas a la idea básica de relacionar espacio interior y exterior, el despacho planteó un diseño de carpintería que crea una transición entre ambos, aunque mantiene una idea horizontal que expande la casa, multiplica sus medidas y consigue una visión armónica del conjunto. 
 
Esto se aprecia, por ejemplo, en pequeño desnivel de tres escalones separa la cocina del área de descanso y del comedor en la planta baja. La relación del salón con respecto a la terraza lo presenta de manera socavada, como un pequeño espacio interno que, por una parte, comparte la deseada experiencia exterior y, por otra, supone sumergirse a los confines del hogar, lo que aporta calidez e intimidad. 
 
Las escaleras principales fueron sustituidas por una escalera alargada que se expande en toda la parte sur conectando los tres niveles. Un interesante trabajo de carpintería llena las cavidades por encima y por debajo de la escalera, lo que ofrece un espacio adicional de almacenaje. Por otro lado, esta escalera está redondeada con una pared de cemento con acabado de suave estuco que dispersa luz y sombra gracias a la proyección de la luz natural que proviene del techo de cristal. Como si se tratara de un diálogo entre la pared de la escalera y el espacio más habitado de la casa, las baldosas de la cocina tienen un formato de grandes dimensiones que complementan esa pared de cemento estucado. “No tienen exactamente el mismo acabado aunque sin duda hubo un intento de que ambas fueran una referencia hacia la otra”, asegura Nobbs. Por otra parte, las baldosas de la cocina se extienden al patio, una manera de que la superficie del suelo tenga continuidad y difumine la división entre el interior y el exterior. 
 
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