El subsector del radiador-toallero se ha esforzado durante muchos años por mejorar un producto de por sí brillante. Más opciones estéticas y de instalación y una mayor eficiencia han sido los frentes en los que las distintas empresas han luchado. se trata de un gran esfuerzo creativo que por fin se ha visto respaldado con las cifras de ventas. Si desde 2011 a 2013 la facturación de esta industria prácticamente no varió, cayendo un 4,3% hasta los 11 millones en el fatídico 2013, desde el 2014 no ha dejado de crecer. En concreto, el aumento ha sido de un 18% en dos años, llegando a los 13 millones de euros de facturación en 2015.

De esta manera, el subsector está llegando a muchos de los nuevos baños que se están realizando en la actualidad. Para lograrlo, las firmas de esta industria no han sido solamente creativas en cuanto a su propio producto, también lo han sido para buscar nichos de mercado y oportunidades distintas. Las empresas del sector se dirigen tanto a la obra nueva como a la reforma, al segmento más alto como al medio-bajo, y al consumidor privado como a otros sectores, como la hostelería; un sector que reforma sus baños cada pocos años y para el cual un radiador-toallero puede resultar un plus de confort muy interesante.

Distintos modelos para distintos clientes

Por supuesto, esta variedad de targets obliga a los fabricantes a ser flexibles ante las necesidades de sus variopintos clientes. La personalización es un tema clave en el diseño de hoy en día, y ha llegado con fuerza también al subsector del radiador-toallero. Un ejemplo de ello son los nuevos diseños que se adaptan a la perfección a la estética y la funcionalidad de cualquier baño, desde los más lujosos y amplios a aquellos en los que el ahorro y aprovechamiento del espacio hacen del radiador-toallero un elemento muy funcional. El color es una de las maneras de personalizar los radiadores-toalleros. En 2015, los mejores catálogos se inundaron de color, ofreciendo la posibilidad de escoger el tono que mejor combinase con el resto del baño, tanto para contrastar como para fundirse con la pared u otro elemento de la estancia. Sin embargo, la personalización no se centra simplemente en el color. También son personalizables las formas y los tamaños, que pueden variar para adaptarse a los gustos y las necesidades del consumidor, o a los intereses del diseñador.

Desafíos técnicos

No obstante, hasta hace poco, la industria del radiador-toallero se veía muy condicionada por los aspectos más técnicos y mecánicos del producto. Y es que existen en el mercado tres tipos de radiadores: los radiadores de calefacción de agua, los eléctricos y los mixtos. Los primeros, en los cuales la emisión calorífica se produce por el calentamiento del agua del interior del radiador, provocado por la caldera, necesitan válvulas y detentores para su regulación y funcionamiento. Mientras, los eléctricos, necesitarán simplemente un enchufe cercano al enclave del producto. Son obstáculos técnicos que los fabricantes han sabido salvar para que el cliente tenga mucha más libertad para instalar el toallero que más le convenga allá donde quiera.

Tanto los radiadores de calefacción de agua, como los eléctricos y los mixtos, han sabido evolucionar para saltar el último escollo que se interponía entre ellos y el consumidor: el gasto de gas y electricidad, un factor que preocupaba al usuario económica y ecológicamente. En 2015, los modelos mixtos y eléctricos han creado tecnologías muy avanzadas que permiten reducir el gasto eléctricos, como los mandos inalámbricos que muestran en tiempo real el consumo de energía, permiten crear programas diarios o semanales y gestionan la temperatura para maximizar el rendimiento y minimizar los costes económicos y medioamientales. Pero sea cual sea el sistema o el modelo escogido, el consumidor está cada día más convencido de que el radiador-toallero es un must para su nuevo baño. Un trabajo de años para el sector, que ve como sus esfuerzos, poco a poco, tienen su recompensa.