Un refugio en Nueva York

Rangr Studio hizo realidad el sueño de una familia que buscaba una segunda residencia. ¿Su objetivo? Hacer de lo simple un verdadero paraíso.

05/06/2017

Año tras año, era habitual para esta familia alquilar una casa de vacaciones en el área de Milán, un pequeño pueblo neoyorquino 160 kilómetros al norte de Manhattan, por el que guardan un cariño especial. Es por ello que, tan pronto como tuvieron la oportunidad, decidieron construir su propio refugio para ...

Año tras año, era habitual para esta familia alquilar una casa de vacaciones en el área de Milán, un pequeño pueblo neoyorquino 160 kilómetros al norte de Manhattan, por el que guardan un cariño
especial. Es por ello que, tan pronto como tuvieron la oportunidad, decidieron construir su propio refugio para la época vacacional y para fines de semana esporádicos. El reto de este proyecto radicaba en crear un hogar para un cliente específico que contaba con una inspiración muy clara.
Y es que una de esas residencias donde una vez se hospedaron durante un verano era exactamente lo que querían. En particular, se trataba de una antigua granja de pollos que había sido reconvertida
en una pequeña casa. Junto con esto, el proyecto contaba además con un estricto presupuesto, por lo que era necesario proponer un diseño que evitara las sorpresas de última hora.

Los primeros esbozos de Rangr Studio ya aprovecharon en gran medida la pendiente del pequeño monte en el terreno de los clientes. El despacho de arquitectos colocó los cimientos como un muro de retención desde el punto más alto del monte, abriéndose hacia niveles inferiores con puertas y ventanas. El resultado es un replanteamiento del concepto de la cabaña de madera, en medio de un paraje único donde aislarse es sinónimo de paz.

La naturaleza como punto de partida y de llegada
La casa parece pequeña y humilde desde el punto de vista de la calle, ya que prácticamente todo lo que se ve es un muro opaco que crea ciertamente una privacidad, pese a intuir que se abre a un porche y a una terraza de piedra. Sin embargo, es también desde la calle donde uno puede imaginar cómo toda la casa se proyecta hacia las montañas de Catskill, uno de los paraísos del estado de Nueva York que ocupa casi cinco condados, y que forman parte de una reserva forestal homónima de 2,800 km². Refugio para artistas, músicos y escritores, especialmente alrededor de los pueblos de Woodstock y Phoenicia, las Catskills son muy conocidas en la cultura estadounidense, tanto por ser el marco de muchas pinturas de la Escuela del río Hudson del siglo XIX como por ser el destino favorito de los turistas locales en la mitad del siglo XX.

 

 

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