IMCB nº144

39 La grifería se ha convertido en una parte esencial dentro del baño y, del mismo modo que en un tren de lavado, la rutina personal de higiene y aseo se inicia con el lavado de manos y de dientes, prosigue con el cuerpo y termina con el inodoro a través de una ducha higiénica colocada en uno de sus laterales o de un sistema de cánulas añadido en su interior para lograr una limpieza más suave y exhaustiva. Pero elegir una pieza de este tipo no es algo que se pueda tomar a la ligera. Está claro que tiene que cumplir su función de proporcionarnos agua y no se debe descuidar tampoco la profundidad interior y el tamaño que tiene el lavabo para evitar salpicaduras y permitir un correcto enjuague de manos, aunque hay que tener en cuenta otros muchos detalles, como que el material elegido sea fácil de limpiar y duradero, que la pieza en sí misma nos ayude a ahorrar agua y energía, cumpliendo con los criterios de sostenibilidad en toda su cadena de valor y, por supuesto, que refuerce o transforme el estilo del espacio en el que va a ir colocada. El uso de materiales reciclados para su fabricación, la reutilización de los componentes al final de su vida útil para dar vida a nuevos productos o la disponibilidad de piezas de recambio para reparar las griferías, mitigando así el impacto medioambiental, ha calado hondo entre los fabricantes. Durante la pandemia, la preocupación por la propagación de los virus y bacterias fue creciendo, dando lugar a que los fabricantes explorasen nuevas vías para poder reducir el contacto sobre todo en aquellas zonas de mucho tránsito de personas (estaciones, hospitales, gimnasios, hoteles, etc.) que luego se extendieron también al ámbito doméstico. A partir de aquí surgieron los grifos con sensor o contactless en su versión sobre encimera, empotrada o monomando con los que no hacía falta establecer ningún tipo de interacción física para que se pusiesen en funcionamiento y actuaban frente al derroche de este recurso natural, puesto que cuando detectaban la presencia del usuario el agua brotaba por el caño y cuando este se alejaba se cerraban. Una vez tomados en consideración los factores anteriores a la hora de escoger la grifería más adecuada para cada área es necesario conocer las tipologías que existen en el mercado y las tendencias del momento. Aunque pudiese parecer que los bimandos han caído en desuso, en la actualidad cobran más interés que nunca. Estos lucen una figura esbelta y fina con caño curvado giratorio e incorporan dos manetas independientes que apuestan por las líneas rectas o que forman una cruz y que surten de agua fría y caliente. Es posible verlos en el lavabo en su formato empotrado o sobre repisa, así como un bimando estándar tradicional donde la pieza incluye ambas manetas ancladas en sus laterales y luce en un acabado latón envejecido o bronce. En ese caso, su cuerpo puede ser grueso, rígido y con un estilo más vintage. Los colores que triunfan son el cromado, el oro cepillado y el negro mate. Este diseño se traslada a los termostáticos empotrados de ducha, a las columnas termostáticas y a los grifos termostáticos para bañera. Están indicadas para quienes buscan dar un aire más clásico o industrial al baño. Por su parte, los mezcladores <<Roca

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