También en 2016, el diseño italiano vuelve a sorprender con modelos elegantes y modernos, estéticamente delicados y refinados, y con una calidad que los convierte en prácticamente eternos. En un periodo de coyuntura frágil, tras años de recesión, la economía italiana creció 0,8% en 2015, un signo de repunte económico después de cuatro años de continua recesión, que, sin embargo, resultó ser una tasa más baja de lo esperado por el gobierno del país. Éste, encabezado por Matteo Renzi, ha reformado el mercado laboral y ha aumentado el gasto público, entre otras medidas. Una de ellas, la reforma fiscal para los hogares de bajos recursos, ha reforzado la confianza de los consumidores. Entre los objetivos más claros del actual gobierno está el relanzamiento de la economía, la mejora de las cuentas públicas y la creación de empleo. El índice de desempleo de Italia se sitúa actualmente en el 12%. Así, con un tejido industrial formado, en su mayoría, por pequeñas y medianas empresas familiares, la industria italiana se centra en la producción de bienes de lujo, fabricados artesanalmente y en los que el diseño es esencial. Un mercado en el que la exportación cobra aún más importancia, ya que el made in Italy se vende a nivel mundial.

Por supuesto, el mueble de cocina está incluido en la lista de bienes apreciados por todos. Las cifras de los sectores de la madera italiana y del mobiliario demuestran que el momento actual es positivo para la exportación, con aumentos en la facturación a pesar de la competencia feroz de sus vecinos europeos. Con un excedente de más de 8,8 billones de euros, el balance de negocios de esta industria se sitúa en segundo lugar a nivel mundial y entre las tres primeras en Europa (EU-28), ya que supone el 60% de los productos del sector. Uno de los mercados exteriores a los que Italia está prestando una mayor atención es en la actualidad Rusia y el resto de los países de la antigua Unión Soviética. Como certificó la pasada edición de la feria del Saloni WorldWide, celebrada en Moscú el pasado octubre, los fabricantes italianos ya han conquistado los corazones de los consumidores rusos, y parten desde Moscú a los países vecinos para seguir convenciendo a diseñadores y nuevos clientes con sus modelos más extraordinarios.

Por otro lado, las grandes firmas italianas han sabido combinar el arte de sus trabajadores más tradicionales con la investigación en el desarrollo de nuevos materiales, procesos y diseños. En concreto, los fabricantes de mobiliario italiano son los mayores inversores en I+D en la actualidad. Unas condiciones que permiten a las firmas italianas ofrecer colecciones extraordinarias. Por supuesto, cada una de ellas tiene una marca especial que hace que sus cocinas sean reconocidas de inmediato; no obstante, el toque italiano las define y une a todas. Así, en 2016, este “toque” queda reflejado en unas tendencias que hablan de colores oscuros como el negro y el gris, complementados con apuntes de tonos vivos, como los verdes, naranjas, amarillos, azules o rojos. Dicen que el negro es el nuevo blanco, y así lo confirman los modelos que llegan desde Italia. Negros mates o brillantes, siempre sofisticados, para los frentes y las superficies principales, son muy frecuentes en las nuevas colecciones. Mientras que el blanco y la madera parecen quedar relegados a elementos como los perfiles o los estantes, y cumplir la función de dar luminosidad a la cocina. La misma función cumplen los tonos alegres y las plantas vivas.