Campo Baeza en estado puro

Casa del Infinito es un proyecto arquitectónico de pureza al máximo nivel, que honra a Cádiz y a su legado romano.

19/12/2016

“En un lugar maravilloso que es como un trozo de paraíso terrenal, en Cádiz, levantamos la casa más radical que jamás hemos hecho”, cuenta Alberto Campo Baeza, uno de los arquitectos españoles más reconocidos en el plano internacional. Al borde mismo de las aguas del océano Atlántico, donde el mar ...

“En un lugar maravilloso que es como un trozo de paraíso terrenal, en Cádiz, levantamos la casa más radical que jamás hemos hecho”, cuenta Alberto Campo Baeza, uno de los arquitectos españoles más reconocidos en el plano internacional. Al borde mismo de las aguas del océano Atlántico, donde el mar une el nuevo y el viejo continente, surge una plataforma de piedra. Se trata de un lugar mágico, por
el que cruzaban y cruzan todas las naves que vienen del Mediterráneo a abismarse en el Atlántico. Es por ello que el nombre de este proyecto debía señalar lo apocalíptico de su personalidad, lo intenso y estremecedor de su concepción. Por eso se trata de la Casa del Infinito. Esta espectacular construcción se levanta en forma de podio, como si se tratara de un muelle frente al mar y también como
si se tratara de un templo griego. Como corona, un plano horizontal superior “rotundo, despejado y desnudo” sobre el que se situaron “frente al horizonte lejano que traza el mar, por donde se pone el sol”, detalla el arquitecto. Este plano horizontal fue construido en
travertino, un tipo de piedra caliza similar al mármol blanco. El uso de este material es una especie de guiño a aquel empleado por los colonos romanos que ampliaron la ciudad de Cádiz hace casi dos mil años. Para Baeza, supone una imagen similar a la de la arena, para concluir con “un plano infinito frente al mar infinito; nada más y nada menos”.



Vivir en el sueño
Este plano horizontal elevado supone la estancia principal de la casa. Para llevarlo a cabo, el equipo responsable del proyecto construyó una gran caja de 20 metros de frente y 36 metros de fondo. Y bajo los primeros 12 metros se excavaron dos plantas en el sólido capaz de piedra para desarrollar todo el programa de la vivienda. Esta habitación, que durante el día está inundada de luz, es un espacio
dedicado a Apolo, el dios de la belleza, la perfección y la armonía. Para que esa plataforma tuviera más fuerza se incorporó todo el terreno hasta el muro de entrada que separa de la calle, también en travertino romano. Pasado este muro, la entrada a la casa se hará
“en trinchera” por unas escaleras excavadas en el plano de la plataforma, y se transformará en un pasillo empotrado. Los visitantes se sumergirán en la propia piedra caliza para acceder a la vivienda. Antes de entrar en la casa, se disfruta de la que es una de las delicias del proyecto: la piscina, un páramo de agua dulce, en paralelo y como paradoja al mismo tiempo del océano, frente al que se posa elegante y sofisticada. Sibilina también, pues se integra completamente dentro de la gran caja que supone la estancia principal, esta idea de diseño apuntará lo que se encuentra dentro. Además, una de las más bellas propuestas que enlazarán interior y exterior en todo momento son las aberturas concéntricas de las paredes, que crean una especie de efecto visual similar a la de un telescopio. También lo son las grandes claraboyas en el techo, de formas acuáticas que remiten a un mundo de oniria y paz único.

 

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