La ciudad de Viena, en Austria, ha puesto en marcha una serie de acciones cuyo objetivo principal es el medioambiente, para lo cual ha comenzado a promover el uso del transporte público y que se calienta, en parte, con la energía que desprende la combustión de la basura de sus ...
La ciudad de Viena, en Austria, ha puesto en marcha una serie de acciones cuyo objetivo principal es el medioambiente, para lo cual ha comenzado a promover el uso del transporte público y que se calienta, en parte, con la energía que desprende la combustión de la basura de sus ciudadanos. Una vez reciclada y separada correctamente. En este sentido, la planta incineradora de Spittelau proporciona calefacción a 60.000 hogares, además de que refrigera el mayor hospital de la capital en los meses de más calor. Pero no queda ahí. Además de este modelo de reciclaje, la ciudad pretende que las plantas de reciclaje puedan separar el mayor número posible de componentes para permitir su reutilización e, incluso, facilitar la reparación de productos y evitar que acaben en el vertedero. Se trata de la puesta en marcha de la economía circular, en la que todo se transforma, se reutiliza y se aprovecha, lo cual redundará en una serie de cambios profundos en todos los ámbitos de la sociedad. Tanto es así que el Ayuntamiento de Viena ha reservado en sus plantas de reciclaje espacios para que los ciudadanos depositen todos los productos que ya no utilizan. Una vez reparados, en caso de que sea necesario, los venden a bajo precio, "en una tienda de segunda mano que hemos abierto en el centro de la ciudad. Todos los ingresos que obtenemos se destinan a protectoras de animales", explica Ulrike Volk, del departamento de Gestión de Basuras de la ciudad.
Tras el acuerdo del clima de París, Austria se ha comprometido a reducir sus emisiones de dióxido de carbono. Para ello, desde el Instituto de Economía Ecológica, de la Universidad de Económicas de Viena, se insiste en la necesidad de introducir un marco político y económico para impulsar ese cambio de modelo. Por ello, apuntan a la necesidad de imponer una tasa ambiental que penalice el consumo de materias primas y la utilización de recursos. Recientemente, el Parlamento Europeo ha aprobado un paquete de economía circular que busca un enfoque integral al modelo, pero que aún pone demasiado el acento en los objetivos de reciclaje.