Poco a poco se despiden los tonos del verano, dando la bienvenida a los colores crudos y las tonalidades más suaves. Se mantiene la inspiración natural que tan presente ha estado en exteriores, ahora dentro de casa. La cerámica con texturas más rústicas como los acabados de inspiración en maderas o fibras naturales llegan a los suelos de las estancias más amplias de la casa, como el salón o la cocina. Una muy buena opción es elegir baldosas con matices de diferentes tonalidades, que ayudan a estructurar visualmente el espacio.

El rango de gama cromática de los tonos marrones y tierra permite explorar las opciones decorativas de las tramas más sofisticadas. Si los suelos gustan de mantener un espíritu conservador de superficie uniforme, en las paredes se recurre a azulejos en busca de la geometría, los relieves y las combinaciones más estructuradas de color. Además, esta temporada llega con fuerza el verde a suelos y paredes, desde los tonos agua a los esmeralda. Son colores con mucha personalidad y con los que se consiguen sensaciones visuales muy potentes. Empleado en su tonalidad más oscura otorga a la estancia una sensación aún más acogedora. Asimismo, el verde es un color muy presente en la naturaleza, por lo que no rompe con la armonía al combinarlo con otras claves de la temporada, pues equilibra los neutros y encaja con las opciones más rústicas.

Además de estas nuevas tendencias, hay otras que se mantienen cada año. La cerámica pulida dota de brillo y elegancia a los espacios y se convierte en la opción perfecta para combinar incluso con las piezas más rústicas. Crea un ambiente elegante y muy personal que ayuda a establecer un balance entre los diferentes estilos. Igualmente, refleja la luz de manera muy uniforme y da una mayor sensación de amplitud a las estancias. Es un recurso idóneo para utilizar tanto en cocinas como en baños.

Todavía es tiempo de exteriores, y vamos a seguir disfrutando de las terrazas. La cerámica se adueña de los espacios al aire libre, dada su resistencia e integración con el ambiente. En clave otoñal, predomina la cerámica recubriendo pavimentos y paredes en tonos tierra y madera que, aún nostálgicos de los ambientes de verano, se funden con el medio de la forma más natural posible.