El hecho de haber pasado casi todo nuestro tiempo en casa durante los últimos dos meses nos ha llevado a utilizar los electrodomésticos más que nunca, aunque muchas veces no les sacamos todo el partido que podríamos por creencias que, a lo largo de nuestra vida, hemos asimilado. Gran parte de estas afirmaciones se centran en el lavado de la ropa y de la vajilla, pero, ¿son realmente ciertas? Los expertos de Beko, compañía referente en soluciones inteligentes para el hogar, han hecho una selección de las leyendas urbanas más recurrentes y las desmienten para que puedas sacar el máximo provecho de tus electrodomésticos.

- Hay que pasar un agua a la vajilla antes de ponerla en el lavavajillas. No es necesario, ya que el agua de los programas de limpieza se somete a temperaturas por encima de los 50º, lo que facilita la eliminación de cualquier desecho por muy sucia que esté la pieza de la vajilla. Simplemente es mejor retirar cualquier resto de comida grande con una espátula o un tenedor.

- Se derrocha más agua con el lavavajillas que lavando a mano. Es una afirmación recurrente, sin embargo, mientras un ciclo de lavavajillas utiliza de media 10 litros de agua, un grifo puede alcanzar los 15 litros de agua por minuto. Además, las nuevas tecnologías de autodosificación contribuyen a ahorrar aún más agua y a optimizar el rendimiento del aparato.

- El lavavajillas ocasiona daños en la cristalería. Si se coloca en la ubicación correcta del electrodoméstico y se usan los accesorios adicionales, los elementos de cristal no se romperán. Si sucede algo así, no es porque se trate del programa, del detergente, o de la temperatura del agua, sino de la colocación de la vajilla. También se aplica a sartenes y ollas grandes, las cuales se pueden lavar perfectamente en las cestas inferiores del lavavajillas.

- Los cuchillos se deben lavar a mano. En la actualidad muchos modelos de lavavajillas cuentan con espacios dedicados a los cuchillos. Es necesario asegurarse de que la marca del cuchillo certifique que puede lavarse en el lavavajillas y que sea de acero inoxidable. Una vez finalice el ciclo, es importante secar cualquier gota remanente para que no se oxide con el tiempo.

- El uso de la secadora daña las prendas, por eso es mejor dejar que se seque al sol. De hecho, la exposición directa al sol ocasiona más daños al tejido de la ropa que el uso de la lavadora, provocando su decoloración.

- El ciclo corto de la lavadora ayuda a ahorrar. Los programas cortos están pensados principalmente para ahorrar tiempo, no energía y agua. Más que tener en cuenta el tiempo, es importante considerar si tienes discriminación en tu tarifa, ya que incrementarás el ahorro económico al poner la lavadora por la noche. Asimismo, la temperatura también juega un papel clave: los programas de agua fría consumen menos que los de agua caliente.

- Los plumones y anoraks deben tratarse en la tintorería porque las lavadoras sacan las plumas y las dañan. Hay programas especiales que llevan el nombre de "Edredón/Plumas", ya que vienen diseñados de fábrica especialmente para lavar este tipo de tejido, cuidándolo y dando resultados óptimos, sin necesidad de tener que llevarlos a la tintorería.

- Al lavar la ropa regularmente, la lavadora siempre está limpia. Como cualquier electrodoméstico, la lavadora también requiere de mantenimiento, aunque no sea tan visible como en el caso del frigorífico o del horno. Actualmente muchos modelos incluyen programas de autolimpieza, aunque es recomendable que de manera periódica se haga una limpieza del depósito del detergente y de los filtros.

- Hay que llenar la lavadora por completo para ahorrar más. Es una verdad a medias, ya que es recomendable que en el depósito haya una buena cantidad de ropa pero que no esté a reventar. Demasiado peso o volumen de ropa pueden ocasionar daños en el tambor, acortando la vida útil de la lavadora. Simplemente, asegúrate de que puedes introducir la mano sin problema entre la ropa y la parte superior del tambor.

FOTO PRINCIPAL.: Beko.