El lavavajillas da un paso de gigante para predecir lo que el consumidor demanda

Las necesidades básicas de lavado y secado ya están cubiertas: ahora lo que se busca es complacer al cliente fabricando aparatos que gestionen la dosis de detergente justa para garantizar el ahorro en el consumo, o que cuenten con un interior más flexible y amplio para poder lavar la vajilla o la cubertería con una mayor comodidad. Y si el modelo en cuestión permite el funcionamiento bajo demanda, será un gran punto a su favor.

24/07/2023

Atrás quedó el dicho de que lavar la vajilla a mano es mucho más económico y rápido. Puede que nos parezca un poco sorprendente eso de que con el lavado a máquina se combate el derroche del consumo de agua y de energía, pero según un estudio del Canal de ...

Atrás quedó el dicho de que lavar la vajilla a mano es mucho más económico y rápido. Puede que nos parezca un poco sorprendente eso de que con el lavado a máquina se combate el derroche del consumo de agua y de energía, pero según un estudio del Canal de Isabel II, la cantidad de agua que se precisa para lavar los útiles de cocina es superior cuando se utiliza el fregadero que cuando se opta por introducirla en el electrodoméstico. De este modo, son necesarios 88,8 litros de agua diarios, más de la mitad de los cuales proceden de agua caliente. En cambio, en el momento en el que se instala el lavavajillas no se llega a superar la barrera de los 55, siendo 24,6 litros los correspondientes al agua caliente.

Pero este ahorro no sólo supone una reducción en el consumo de este recurso natural, sino también en lo que a energía se refiere, llegando a los 1,06 kilovatios por hora al día. Como ocurre con otros dispositivos, existen una serie de falsos mitos que se asocian a estos modelos, por lo que conviene arrojar un poco de luz ante las falsas creencias. Por ejemplo, siguiendo con lo expuesto anteriormente, la sobrecarga del aparato es contraproducente para su funcionamiento y rendimiento. Está claro que su interior no debe de ir vacío, pero tampoco se trata de que vaya a rebosar porque puede acabar dañando los elementos que se están lavando o, con el tiempo, repercutir en la vida útil del equipo.

A su vez, existe un comportamiento que se repite en bastantes ocasiones, como puede ser el de pasarle un agua a la vajilla antes de depositarla en la cubeta, pero aquí ya estaríamos gastando agua sin quererlo. Para evitar que los restos de comida vayan a parar al interior del lavavajillas, basta con ayudarse de una servilleta o de una espátula de madera, por ejemplo. Es recomendable que de vez en cuando se revise el filtro, al igual que se hace con el de la lavadora, con el fin de limpiarlo y mejorar la usabilidad del aparato. En el mercado es posible encontrar modelos que disponen del modo ECO, que, aunque pueda parecer que es un derroche elegirlo porque su duración es más prolongada que uno normal, a la larga acaba compensando porque el ahorro se multiplica por dos.

Decisión de compra
Una vez hecho un repaso por sus bondades, toca saber un poco más acerca de sus características. Lo que está de moda hoy en día son los electrodomésticos integrados, aquellos que permanecen ocultos a la vista tras el mobiliario y que salen a la luz cuando se necesitan. Así, lo que predomina es el orden y la limpieza visual, sobre todo si se opta por un espacio abierto a otras estancias y no se quiere desentonar con el interiorismo del salón o el comedor. Su instalación óptima sería no muy lejos de la zona del fregadero. Por comodidad, hay usuarios que optan por los de libre instalación, que son los que se pueden colocar al libre albedrío, exhibiéndose sin temor.


FOTO PRINCIPAL.: Balay.

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