España es un país de paisajes diversos y contrastes únicos. Desde las playas hasta los pueblos de montaña, pasando por ciudades, zonas rurales y rincones insulares. En cada lugar se vive de una manera distinta… y también se cocina distinto. No existe una única forma de entender el hogar, y ...
España es un país de paisajes diversos y contrastes únicos. Desde las playas hasta los pueblos de montaña, pasando por ciudades, zonas rurales y rincones insulares. En cada lugar se vive de una manera distinta… y también se cocina distinto. No existe una única forma de entender el hogar, y mucho menos, de diseñar una cocina.
Desde la Asociación de Mobiliario de Cocina (AMC) defienden que la cocina debe adaptarse al entorno tanto como a quienes la habitan. El estilo de vida cambia según el paisaje, lo que funciona en un piso urbano puede no servir en una casa rural o en un apartamento junto al mar. Por eso, hoy exploramos cómo se adapta La Buena Cocina Hecha en Casa en función de la zona geográfica en donde vivimos.
En la playa buscamos frescura, ventilación y resistencia
Las cocinas de costa apuestan por materiales que resistan la humedad y el salitre, como superficies técnicas, acero inoxidable o cerámicas de fácil limpieza. Predominan los tonos blancos, arena y azulados, que reflejan la luz natural y aportan sensación de amplitud. La distribución suele ser abierta, fluida y conectada con el hogar y el exterior -ya sea al jardín, la terraza o incluso al salón-, con una ventilación cruzada que favorece la circulación del aire y mejora el confort térmico.
El mobiliario tiende a ser ligero y funcional, pensado para un uso práctico y diario, sin renunciar a la estética. En estos hogares en general, y en sus cocinas en particular, también se valora cada vez más la eficiencia energética, especialmente en los sistemas de refrigeración y extracción, así como la integración de soluciones de reciclaje y materiales sostenibles. Espacios pensados para disfrutar, compartir y relajarse tras una jornada en el mar, donde la cocina no es solo un lugar para preparar alimentos, sino también un punto de encuentro dentro del hogar.
En la montaña apostamos por calidez y tradición
En altitudes más frías, las cocinas son el refugio del hogar: espacios pensados para resguardarse, reunirse y disfrutar del tiempo pausado. Los materiales nobles como la madera maciza, la piedra natural o el hierro forjado aportan calidez, durabilidad y carácter. Las distribuciones en L o en U permiten aprovechar el espacio de manera funcional, fomentando el recogimiento y facilitando la preparación de platos elaborados o recetas tradicionales.
AREA-4.
Suelen incorporar islas robustas que funcionan como superficie de trabajo y punto de encuentro, así como grandes espacios de almacenaje para conservas, productos de temporada o alimentos de despensa seca. La iluminación cálida, los suelos de madera o baldosas rústicas y los electrodomésticos integrados en muebles de estilo artesanal refuerzan esa sensación de hogar acogedor. Las zonas de comedor se integran en el mismo espacio, invitando a largas sobremesas junto al fuego, especialmente en invierno.
En la ciudad preferimos ingenio y funcionalidad
Las cocinas urbanas responden al ritmo de vida actual: compacto, flexible y en constante movimiento. En apartamentos, el espacio es limitado, por lo que predominan las soluciones modulares, los electrodomésticos integrados y el almacenaje optimizado, con muebles inteligentes que aprovechan hasta el último centímetro. Las distribuciones en línea o en L son las más habituales, con zonas diferenciadas para cocinar, almacenar y comer, muchas veces integradas en espacios abiertos que conectan con el salón.
En viviendas unifamiliares, las posibilidades se amplían y las cocinas se conciben como el corazón del hogar: abiertas, luminosas y con una distribución pensada para fomentar la vida en común. Los acabados neutros, los materiales porcelánicos, las superficies de cuarzo y los sistemas de iluminación LED marcan la estética actual. Además, la eficiencia energética y la conectividad de los electrodomésticos son cada vez más valoradas, especialmente en ciudades donde el diseño, la sostenibilidad y la funcionalidad van de la mano.
En el campo la naturalidad y la autosuficiencia son clave
Las cocinas rurales apuestan por la naturalidad y el confort. Predominan los acabados rústicos, la madera sin tratar, las encimeras de piedra y los espacios amplios para conservar, preparar y compartir. En regiones como el noroeste, estas cocinas suelen tener entre 8 y 14 m2, una mesa amplia con varias sillas, y se diseñan en forma de U o como espacios independientes, respetando el carácter multifuncional y acogedor del hogar rural. En muchas zonas del sur, además, la sostenibilidad cobra protagonismo: los consumidores priorizan el consumo eficiente de agua, tanto en grifería como en electrodomésticos y/o el lavavajillas. Son cocinas que acompañan el ritmo pausado del entorno y se convierten en taller, comedor, laboratorio y centro de reunión familiar.
En islas se integra la armonía y el frescor
En entornos insulares, el diseño se adapta al clima templado y a la necesidad de ventilación. Las cocinas abiertas al exterior, con tonos marinos o volcánicos y materiales altamente resistentes, permiten cocinar sin barreras. Suelen contar con soluciones ligeras, versátiles y un enfoque práctico pero muy estético.
Dupplo.
Dentro de las posibilidades que ofrecen las islas, también es habitual encontrar cocinas al aire libre, especialmente en viviendas conectadas a terrazas o jardines. Esta apertura refuerza la conexión con el paisaje y amplía los límites del hogar, convirtiendo la cocina en una experiencia compartida con el entorno. En estas zonas, los consumidores valoran especialmente la sostenibilidad: optan por materiales respetuosos con el medio ambiente, electrodomésticos eficientes y soluciones prácticas como vinotecas, grifos escamoteables o enchufes integrados.
No importa si vivimos frente al mar, en plena ciudad, en una casa de campo o rodeados de montañas: todas las cocinas pueden ser espacios únicos, siempre que estén bien pensadas. Conocer qué materiales resisten mejor las condiciones del entorno, qué colores aportan más luz o calidez, o qué formas favorecen la ventilación y la ergonomía, es esencial para crear una cocina que no solo nos guste, sino que también nos cuide.
FOTO PRINCIPAL.: Transformad.