¿Es mejor lavar la ropa en frío o con agua caliente? La respuesta no es tan simple como parece. La mayoría de las lavadoras modernas utilizan agua del grifo, lo que significa que calientan el agua por sí mismas. Naturalmente, lavar la colada a temperaturas más bajas supone un ahorro ...
¿Es mejor lavar la ropa en frío o con agua caliente? La respuesta no es tan simple como parece. La mayoría de las lavadoras modernas utilizan agua del grifo, lo que significa que calientan el agua por sí mismas. Naturalmente, lavar la colada a temperaturas más bajas supone un ahorro de energía y gastos. Sin embargo, los distintos tipos de prendas requieren temperaturas diferentes para una limpieza eficaz.
Las temperaturas de lavado afectan directamente a la durabilidad de las prendas. La mejor forma de determinar la temperatura de lavado es comprobar las etiquetas de cuidados de la ropa. Encontrarás la temperatura máxima de lavado de las prendas. Sin embargo, esto no significa que no puedas lavarlas a temperaturas más bajas.
Manuel Royo, director de marketing de Beko Europe en España, comparte sus recomendaciones para elegir la temperatura adecuada y mantener las prendas limpias y cuidadas mientras se apuesta por un medio ambiente más sostenible.
Lavar en frío: más cuidado y menos consumo
El lavado en frío o a baja temperatura (30º-40ºC) se recomienda especialmente para la ropa de uso diario, tejidos delicados y prendas de color que podrían desteñir. Además, supone un importante ahorro energético: puede reducir el consumo de electricidad hasta en un 60% en comparación con lavados a temperaturas más altas.
Para obtener los mejores resultados a bajas temperaturas, conviene pretratar las manchas antes del lavado y utilizar un detergente diseñado para funcionar eficazmente en frío. De este modo, se consigue una limpieza profunda sin necesidad de gastar energía extra ni dañar las fibras de la ropa.
Lavar en caliente: higiene profunda cuando hace falta
Los lavados a temperaturas más altas (60ºC o más) siguen siendo necesarios en ciertos casos, como ropa de cama, toallas, ropa interior o prendas que requieren una desinfección más profunda. En estas circunstancias, el calor ayuda a eliminar bacterias, ácaros y manchas persistentes.
Durante épocas de gripe u otras enfermedades contagiosas, un lavado a 60ºC puede ser especialmente recomendable para reducir riesgos.
El equilibrio está en la elección
Desde Beko se señala que el secreto está en adaptar el lavado a cada situación:
"Lavar siempre en caliente no significa lavar mejor. De hecho, puede deteriorar antes las prendas y aumentar el gasto en la factura eléctrica. Con pequeños gestos, como elegir el programa adecuado o evitar sobrecargar la lavadora, podemos cuidar la ropa, ahorrar dinero y también contribuir a un consumo más responsable", comenta Manuel Royo, director de marketing de Beko Europe en España.
Adoptar hábitos de lavado sostenibles no solo protege nuestras prendas y nuestro bolsillo, sino que también reduce la huella de carbono y favorece un estilo de vida más respetuoso con el medio ambiente.