Marazzi celebra 90 años de legado cerámico rindiendo homenaje a su historia  

La Drogheria Roteglia, que en su día fue gestionada por la familia Marazzi, ha sido renovada con la colección Crogiolo Terramater de la firma, inspirada en la técnica de monococción rápida. Las superficies de gres porcelánico utilizadas contienen un 60% de material reciclado.   

16/12/2025

Hay un hilo que une la pequeña droguería familiar de Filippo Marazzi en los años veinte con la realidad internacional que hoy lleva su nombre en 146 países. Es una historia de intuición empresarial, coraje y creatividad, que ha sabido transformar un territorio y contribuir a escribir las páginas más ...

Hay un hilo que une la pequeña droguería familiar de Filippo Marazzi en los años veinte con la realidad internacional que hoy lleva su nombre en 146 países. Es una historia de intuición empresarial, coraje y creatividad, que ha sabido transformar un territorio y contribuir a escribir las páginas más importantes del diseño cerámico.

Todo comienza en 1927, cuando Filippo deja la tienda de especias para comprar una cantera de arcilla. Pocos años después construye la primera fábrica de azulejos en Sassuolo, una estructura frágil y provisional apodada "la fábrica de cartón", que marca el inicio de una aventura destinada a revolucionar el sector. Fundada oficialmente en 1935, Marazzi pronto se convierte en el corazón palpitante de un distrito que aún hoy es sinónimo de excelencia en el mundo.

Con Pietro Marazzi, en los años 40 y 50, la empresa se expande, adopta nuevas tecnologías y colabora con artistas como Venerio Martini. En los años 60, la colaboración con Giò Ponti y Alberto Rosselli da lugar a la célebre baldosa "cuatro veces curva", presentada en la Trienal de Milán. La década siguiente marca un punto de inflexión: con la patente de la monococción rápida, los tiempos de producción se reducen de 24 horas a una sola, cambiando para siempre la forma de fabricar cerámica. Paralelamente, diseñadores como Paco Rabanne y artistas como Nino Caruso convierten la baldosa en un terreno de experimentación entre arte, moda y diseño.

Los años 80 traen internacionalización y nuevos retos: Filippo Marazzi abre fábricas en España y Estados Unidos y adquiere Ceramiche Ragno. También nace Il Crogiolo, un laboratorio creativo donde diseñadores, artistas y fotógrafos dan forma a nuevas visiones. Restaurado, hoy vuelve a vivir como espacio de cultura y encuentro.

En los años 90, la empresa se convierte en protagonista de grandes obras arquitectónicas, desarrollando soluciones técnicas como fachadas ventiladas y suelos elevados. Con el nuevo milenio llegan los grandes formatos, las superficies tridimensionales y las tecnologías digitales: la colección Treverk inaugura el gres efecto madera, mientras que el Compasso d'Oro para la colección Soho premia la investigación sobre superficies tridimensionales.

En 2013, Marazzi se une a Mohawk Industries, el mayor grupo mundial en el sector del revestimiento de suelos, abriendo un nuevo capítulo de inversiones, renovación de fábricas y apertura de showrooms monomarca en las principales capitales europeas. En Sassuolo, la sede histórica se renueva por completo, los laboratorios se amplían y Il Crogiolo se reafirma como puente entre memoria y futuro.

Hoy, en vísperas de su noventa aniversario, Marazzi sigue transformando espacios y contando historias de innovación, sostenibilidad y diseño. Y lo hace reafirmando el vínculo con sus orígenes: en 2025, la histórica Drogheria Roteglia en la Piazza Garibaldi - antaño gestionada por la familia Marazzi - ha sido devuelta a la ciudad con una nueva sala de degustación, renovada con la colección Crogiolo Terramater, que rinde homenaje a la patente de monococción rápida de 1974 y a la identidad del lugar. Las superficies de gres porcelánico, con un 60 % de material reciclado, dialogan con fotografías de época, etiquetas históricas y letras de cerámica esmaltada que reconstruyen el letrero original 'Fratelli Marazzi'.

Noventa años de historia que miran hacia adelante. Porque el legado de Marazzi no es solo patrimonio industrial, sino un lenguaje que sigue evolucionando, enriqueciendo la vida cotidiana a través de la cerámica.

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