IMCB nº146

39 Es increíble como un solo producto es capaz de renovar el cuarto de baño por completo, ya sea en el caso de una bañera empotrada a la pared o de un plato de ducha. La distribución de los elementos, la extensión del habitáculo o la estética de la instalación no suelen suponer un problema, ya que existen diversas tipologías de mampara para adaptarse a cada una de las situaciones. Las de puerta corredera son una referencia a valorar cuando no sobran los centímetros y si contamos con una bañera tradicional en casa, en vez de retirarla y colocar un plato en su lugar, se le da un nuevo uso, de modo que el usuario estará resguardado del frío mientras se ducha e impedirá que el agua salpique el suelo o los muebles que pudiese haber. Sus puertas se deslizan hacia delante y hacia atrás para cerrar y abrir, de modo que solo ocuparían el espacio en el que van instaladas. Sin abandonar la bañera, otra solución podría ser la puerta fija, que no llega a ocupar todo el largo del componente, pero sí el suficiente como para poder llevar la tarea de higiene sin que el agua desborde por fuera. Este tipo es posible instalarlo también en la ducha, donde la tarea de limpieza se simplifica al tener que limpiar solo una hoja. Es común verlo en la ducha walk-in, aquella que se sitúa a ras del suelo. Otra variante sería la de un panel de vidrio fijo más otro abatible, abriéndose tanto hacia fuera como hacia dentro, de forma que facilite el acceso al interior de la zona de lavado. En lo que respecta a las plegables, estas se van encogiendo sobre sí mismas como si fuesen las varillas de un abanico, sin llegar a invadir el espacio presente. Si hay margen de sobra, la de apertura abatible sería la ideal porque sus puertas se abren hacia afuera, incrementando su accesibilidad. Por otra parte, el plato semicircular demanda una mampara en este formato, de modo que sus hojas abrazan y rodean el elemento en su apertura y cierre, mientras que para el diseño angular existe la posibilidad de acceder a su interior por uno de los laterales. Estaríamos hablando de dos paneles fijos y dos móviles que incluyen dos puertas correderas. Si el plato de ducha queda entre dos paredes y este no es muy grande, se colocaría una puerta abatible o plegable. Poder entrar en la zona de lavado e higiene sin obstáculos y de la manera más sencilla es un punto a favor cuando hay niños y niñas pequeños en casa o si uno de los convivientes tiene problemas de movilidad. Los fabricantes establecen diferentes combinaciones para adecuarse a estas demandas. Por ejemplo, en el mercado encontraremos mamparas con cuatro o dos hojas divididas a la mitad y de apertura abatible, o una puerta y una hoja fraccionada, brindando así una mayor comodidad y practicidad en el uso. Habrá que prestar especial atención a que su entrada sea amplia, el plato de ducha sea antideslizante para evitar caídas o resbalones y el vidrio sea transparente, de seguridad y grueso. Si nos centramos en el mercado de mamparas, observamos como sigue en su escalada de ascensos tras pasar la pandemia, ya que sus unidades fabricadas se incrementan hasta las 789 mil. Su precio medio también asciende poco más del 2%, alcanzando los 332 euros por unidad. Y el mercado interior aparente no se queda atrás al registrar 274 millones de euros. En líneas generales mejoran los resultados con respecto a antes de la crisis sanitaria tanto en unidades fabricadas como en coste. Sin embargo, en cuanto al mercado interior aparente aún se guarda algo de distancia porque en 2019 se situaba en los 281 millones de euros y tres años después se encuentra un poco por debajo (274 millones). Toque personal Las mamparas han llegado a nuestras vidas para hacernos la vida un poco más fácil en materia de higiene, ya que no es necesario sumergirse bajo cantidades indigentes de agua para bañarse, sino que unos minutos bastan para higienizarse debaEl mercado de mamparas sigue en su escalada de ascensos tras pasar la pandemia >>Salgar

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