IMCB nº146

52 diversas texturas y prestaciones de mantenimiento que más se ajusten a lo que estemos buscando. Así, los platos de ducha de porcelana, disponibles en medidas estándar, ofrecen las cualidades higiénicas de la cerámica sanitaria, resistente a los impactos y fácil de limpiar, y permite elegir entre diseños cuadrados, extraplanos, angulares o rectangulares. Eso sí, a la hora de ubicarla tenemos que tener en cuenta el tipo de pavimento con el que se cubrirá el espacio que deje libre el plato. En cuanto a los modelos de Solid Surface, también extremadamente antideslizantes, resistentes y muy elegantes, están fabricados con materiales que permiten cualquier tipo de estilo en su diseño. Además, le aplicación de la tecnología más avanzada proporciona que sean muy fáciles de limpiar, así como muy resistentes a las manchas y arañazos. Otra opción son los platos de ducha de resina, de diseño minimalista y muy moderno, que disponen de un tacto cálido y agradable, resultan muy higiénicos gracias a una capa de gel que aporta propiedades antibacterianas, y son muy antideslizantes, independientemente de si su superficie es rugosa o lisa. Con un grosor cercano a los 3cm, se fabrican en formato plano o extraplano, lo que facilita el acceso a la ducha. Finalmente, los platos de ducha acrílicos están hechos de un material que va reforzado en su interior con fibra de vidrio o poliuretano, o bien fabricados con resinas minerales mezcladas con pigmentos naturales. Al tratarse de modelos muy robustos y sólidos, que no se deforman ni agrietan con facilidad, poseen una mayor adherencia y un tacto más cálido, a la vez que resultan fácilmente adaptables al espacio que queda libre tras quitar la bañera. Grandes espacios Al amparo del espacio del plato de ducha se ha creado la tendencia, en los nuevos hogares, de dotar al cuarto de baño de una zona destinada a secarse, que se ubica a continuación de la ducha y que actúa a modo de lugar de transición después del aseo personal. De tal manera que el dormitorio y el baño se convierten en una prolongación uno del otro, un cuarto de baño dentro de la habitación, aunque de una forma totalmente distinta a como se hacía en el pasado: ahora se prescinden de las puertas y se da paso a otras soluciones, se eliminan los tabiques y se alzan elementos indispensables para el aseo pero que juegan el papel de barreras arquitectónicas y de separación entre los distintos elementos. Así, el propio cabecero de la cama puede servir como núcleo divisor entre la zona de descanso y la de aseo, apostando por la incorporación de unas puertas correderas acristaladas o levantando un muro que permita separar ambas estancias y, al mismo tiempo, conectarlas a través del pavimento, la paleta cromática o los materiales seleccionados. Y lo mejor de todo es que no hace falta prescindir de la privacidad en esta área. Por otro lado, la inclusión de distintos elementos, como, por ejemplo, un conjunto modular apilable, con puertas abatibles y acristalado, va a permitir crear un entorno diseñado a gusto del consumidor, en el que se ubiquen el inodoro, la ducha, el lavabo, el espejo y hasta un vestidor. Con el indiscutible protagonismo del cristal, que refuerza su magnitud y permite contar con un formato abierto en el que la luz se abre paso, convirtiéndose en un elemento totalmente customizable que ofrece una multitud de posibilidades: transparente, efecto espejo o niebla, vidrio mateado para garantizar un poco de privacidad, etc. El abanico de posibilidades que se abre para que el usuario pueda diseñar el baño de sus sueños es enorme, ya que todas esas posibilidades no se limitan, solamente, a escoger la ubicación, el color de los perfiles, el acabado de las griferías, los tipos de tiradores o accesorios (o la ausencia de estos cuando se apuesta por dejar un hueco en la pared a modo de hornacina para almacenar los elementos necesarios para ducharse), sino que va más allá,

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=