IMCB nº156

59 La forma del agua En el espacio Geberit, quedaba claro que el agua es un elemento unificador y seña de identidad de esta marca. El agua no tiene forma fija, por lo que fluía y se adaptaba a su contenedor. El agua como composición formal, ‘representada’ geométricamente como asociación de círculos. El agua, ‘material esencial’, manifestándose en paredes ‘líquidas’ que delimitaban y transformaban el entorno. El agua definía y moldeaba los espacios, convirtiéndose en un generador arquitectónico. El agua y su relación con la luz creaban sensaciones únicas. Tempus Es innegable que vivimos en un mundo acelerado y permanentemente conectado donde todo parece suceder a una velocidad vertiginosa que nos impide apreciar adecuadamente el momento. Con esta instalación, y de la mano de Roca, Andreu Carulla reivindicó la necesidad de estar presente, de apreciar la belleza de lo cotidiano y de la importancia de buscar la serenidad dentro del caótico ritmo actual. Madera, hierro, agua, piedra y luz representaban la yuxtaposición de lo efímero y lo eterno. Conceptos opuestos que creaban una atmósfera distópica, sumergiendo al visitante en un onírico recorrido en el que la magnética presencia del agua era la protagonista. La práctica totalidad de los materiales de la instalación será reutilizada en la ejecución de nuevas obras. La construcción de las pasarelas se realizó con los escombros provenientes del derribo del falso techo existente en la sala. Dos vidas en un baño Con Jacob Delafon rompimos los estereotipos sobre el baño, que dejaba de ser un lugar introspectivo, de uso unipersonal y de relajación, para convertirse en un espacio donde compartir, charlar, conectar físicamente y disfrutar. Un baño espacioso, vibrante y lleno de carácter, donde el rojo y el verde se combinaban de manera audaz para crear un ambiente dinámico, acogedor y estimulante. Las bañeras en el centro articulaban la circulación y permitían la creación de situaciones a su alrededor en un espacio inundado por la luz natural que entraba por sus ventanales. No era un espacio solo funcional, sino que también se convertía en un lugar donde la energía y el estilo se encontraban. Un baño donde disfrutar, soñar, vivir, etcétera. Las grandes dimensiones del espacio, la iluminación natural y la altura de los techos llevaban a ver el baño como una estancia donde estar y compartir. La cerámica en tonos vivos permitía crear esa dualidad entre un material higiénico y frío y unos colores cálidos, que estaban apoyados por la madera del mobiliario.

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