IMCB nº158

55 Los lavabos se han reinventado con formas audaces, materiales sorprendentes y acabados que desafían la monotonía estructura suele apoyarse sobre una columna estilizada, mientras que la pileta, amplia y profunda, recuerda la forma de una copa de vino, aportando sofisticación al conjunto. A su vez, los modelos que se asientan directamente sobre la encimera revelan un claro gusto por las formas geométricas, en donde la grifería puede integrarse o colocarse por separado, y suelen prescindir del rebosadero, lo que refuerza su estética minimalista y depurada. En cuanto a los lavabos suspendidos de una sola pieza, elaborados en piedra o en materiales que la imitan, se fijan directamente a la pared y pueden incorporar una o dos piletas. Aunque el formato rectangular sigue siendo el más habitual en los hogares, los diseños ovalados comienzan a ganar terreno por su suavidad visual y carácter orgánico. Pero una de las propuestas más innovadoras es el lavabo concebido como un módulo lineal con encimera integrada. Su diseño se rompe con dos saltos de altura en los laterales, que funcionan como repisas para organizar los productos de higiene, aportando dinamismo y funcionalidad. Y, frente a los modelos más convencionales, algunas firmas apuestan por soluciones rompedoras e inspiradoras. Es el caso de los conjuntos modulares que integran lavabo, bidé e inodoro en una sola estructura, con opción de añadir iluminación en el zócalo. Estos diseños, vanguardistas y sostenibles, suelen fabricarse en materiales reciclables como el acero inoxidable, combinando estética, tecnología y compromiso medioambiental. ¿Estilo o espacio? A la hora de elegir un lavabo, el material con el que está fabricado marca la diferencia en términos de estética, durabilidad y mantenimiento. Cada opción ofrece una versatilidad única para crear espacios de baño funcionales y visualmente armoniosos, adaptándose a las preferencias de cada usuario. Sin duda, uno de los materiales más populares, la cerámica, destaca por su resistencia al agua, durabilidad y facilidad de limpieza. Su superficie lisa es altamente resistente a manchas y rayones, lo que la convierte en la opción ideal para el uso diario. Mientras que si lo que se busca es el refinamiento y el brillo duradero, la porcelana ofrece una mayor resistencia a productos químicos y manchas, siendo similar a la cerámica, pero más sofisticada. Su acabado brillante se mantiene intacto por más tiempo, aportando elegancia y limpieza al entorno. Por otro lado, los modelos de vidrio templado son ideales para lavabos contemporáneos, ya que aportan amplitud y luminosidad al reflejar la luz. Disponibles en formatos transparentes, de color o con acabados variados, resisten bien las altas temperaturas. Eso sí, requieren una limpieza más frecuente, ya que las manchas son más visibles. En cuanto a los lavabos en mármol, sinónimo de lujo natural, exclusividad y sofisticación, cabe destacar que cada pieza es única, con vetas y tonalidades que convierten el lavabo en una obra de arte. Su brillo y textura elevan el diseño del baño, aunque su porosidad exige un mantenimiento regular y sellado para evitar manchas. Otras opciones que nos ofrece el mercado son los lavabos de terrazo. Suave al tacto, higiénico y nada poroso, el terrazo es fácil de mantener y ofrece una estética única. Puede presentarse en tonos uniformes o con motitas de colores que introducen la paleta cromática de forma sutil y elegante, convirtiéndose en un verdadero protagonista decorativo. Mientras que el cemento resulta ideal para quienes buscan un aire urbano, ya que destaca por su superficie lisa, no porosa y altamente higiénica. Es uno de los materiales más resistentes y duraderos, disponible en una amplia gama de colores y acabados. Una declaración de estilo rotunda y contemporánea. Pero si lo que se busca es rusticidad con elegancia, nada mejor que los lavabos de piedra, pues aportan un carácter rústico sin renunciar a la sofisticación. Su presencia estética es poderosa y atemporal, convirtiéndose en piezas que nunca pasan de moda y que elevan el diseño del baño con su belleza innata. ¿Y qué decir de los modelos en acero inoxidable? Tradicionalmente usados en entornos comerciales, el acero inoxidable gana terreno en los hogares modernos por su estilo industrial y su resistencia a la corrosión. Fácil de limpiar, aporta un toque brillante al baño y está disponible en acabados como acero, bronce, oro cepillado, plata brillante y oro rosa. Por último, a la vanguardia del diseño se encuentran los lavabos fabricados con solid surface, un material que combina resinas y cargas minerales para ofrecer lavabos sólidos, duraderos y cálidos al tacto. Son resistentes a manchas, reciclables, respetuosos con el medioambiente y altamente personalizables en formas y tamaños. Su versatilidad los convierte en uno de los materiales más completos del mercado. Por todo ello, podemos decir que el lavabo, más allá de su función cotidiana, es testigo silencioso de nuestras rutinas, reflejo de nuestros ritmos y cómplice de nuestros despertares. En él comienza el día y, muchas veces, también termina. Es donde nos reencontramos con nosotros mismos, donde el agua no solo limpia, sino que renueva. De tal manera que elegirlo no es solo una cuestión de estilo o espacio, sino de cómo queremos habitar ese instante íntimo. Porque en el baño, cada gesto importa, y el lavabo es el escenario donde se representa, día tras día, la coreografía sutil de lo cotidiano.

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