IMCB nº144

67 del inodoro y la ducha. Normalmente, pues, se colocan en el propio dormitorio, aprovechando algún rincón o zona de paso o, directamente, en el vestidor. Tal como comentan desde el Estudio Alma Project, “en la arquitectura hotelera esta opción es muy demandada para aprovechar mucho mejor el espacio, y en los restaurantes es casi obligatorio, pues todos nos lavamos las manos antes de comer, pero no tenemos porqué usar el inodoro (cuestión de agilidad y ocupación)”. Esta opción la propone más el estudio que el cliente Puede decirse, pues, que el origen de esta propuesta para los baños hay que encontrarla en el ámbito contract, y la acción de implementarla en el residencial viene de la mano de los propios interioristas y no tanto del propio cliente. “En las viviendas privadas es poco común, suele surgir más por una necesidad que por petición del cliente”, declaran desde Alma Project. En esta línea opina la interiorista Pia Capdevila, fundadora del estudio que lleva su nombre: “En la mayoría de veces, por no decir todas, se ofrece desde el estudio. Es muy raro que el cliente lo pida”. Y añade: “Pero es una solución que suele gustar mucho cuando se propone”. Lo mismo piensa la interiorista Anabel Soria al confirmar que es una propuesta que hace el propio estudio, “ya que los clientes suelen pensar en baños convencionales”. De hecho, dice, la idea suele gustar en un 50/50, y lo explica así: “Cuando no gusta es porque se aferran a tener un baño tradicional, con todos los sanitarios en el mismo espacio y porque no quieren ver los lavamanos dentro del propio dormitorio. Pero cuando gusta, gusta mucho, sobre todo por la intimidad que ofrecen los usos separados entre el inodoro y los lavamanos”. Para justificar esta propuesta en los baños residenciales, la diseñadora de interiores Cristina Peña lo tiene claro: “Nuestra forma de entender la vivienda ha evolucionado. Ahora buscamos espacios abiertos donde todo esté conectado”. Y pone como ejemplos las cocinas abiertas al salón, los pasillos que desaparecen y los dormitorios con bañeras o lavabos integrados. En su opinión, “buscamos la luz y la amplitud, y cada vez más evitamos las puertas y la creación de pequeños espacios, pero, claro está, es finalmente el cliente el que toma la decisión definitiva”. Ventajas de situar los lavamanos en el dormitorio Conocer las ventajas puede ayudar a impulsar una mayor implementación de los lavabos fuera del baño, aunque, según Peña, lo primero que hay que tener en cuenta para poder hacerlo “es la necesidad de disponer de cierto espacio en el dormitorio o que la propia distribución de éste así lo permita”. Entre las ventajas más interesantes, según Alma Project, sobre todo cuando conviven varias personas, es la flexibilidad de uso que aporta separar los lavamanos del inodoro, y especialmente en baños pequeños, ya que permite aprovechar mejor el espacio. Otra ventaja estrechamente relacionada es la privacidad que se consigue con esta separación, añade el mismo estudio. Para Cristina Peña, dicha separación de elementos sanitarios “evita mezclar olores y convierte el lavabo en el centro de operaciones a la hora de vestirse, además de funcionar como tocador y facilitar el uso constante”. Pia Capdevila coincide en las ventajas de que, al disponer los lavamanos en el dormitorio, “no bloqueas la zona de lavabo que, normalmente, al estar todo junto, hay menos espacio”. Ella también “Esta idea cuando gusta, gusta mucho, sobre todo por la intimidad que ofrecen los usos separados entre el inodoro y los lavamanos” Cristina Peña Diseño Interior © María Pujol

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