instalación y montaje en cocinas y baños
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editorial
IM Instalación y Montaje
en cocinas y baños
nº 74 DICIEMBRE 2013
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Angel Salada
Redactora Jefe:
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Número 74 Año 2013
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Proyecto, ilusión optimismo
En estos tiempos que corren resulta muy difícil sentirse optimista. Son muchos los que se
esfuerzan en mostrarse optimistas, muchos más los que han tirado la toalla y ni lo intentan,
y pocos los siguen instalados o siguen empeñados en embargarse de este sentimiento. El
optimismo es la herramienta emocional imprescindible para caminar hacia el futuro en la
búsqueda de la felicidad.
En un sector como el nuestro, tan íntimamente vinculado al de la construcción y reforma,
sentirse optimista para encarar el presente y avanzar hacia el futuro exige una mayor dosis
de voluntad, un esfuerzo superior y… algo más.
Los optimistas por naturaleza siempre han existido, pero llegados al punto en el que nos
encontramos, esa carga interior que les caracteriza va menguando llegando incluso a desapa-
recer, y con ellos el optimista por naturaleza. Actualmente y en nuestra sociedad desarrollada,
el optimista por naturaleza es una especie humana en extinción.
Ante esta situación de pérdida sólo cabe esforzarse para mantener o recuperar el máximo
grado posible de optimismo, sin el cual definitivamente no somos nada ni vamos a ninguna
parte.
Una de las fórmulas para mantener el optimismo mínimo imprescindible es el establecimiento
de un proyecto de largo alcance en el tiempo estructurado en la superación de un seguido
de objetivos pequeños, realistas y cortoplacistas. Entendiendo que el futuro está por hacer y
que el camino a recorrer hacia él estará plagado de incertidumbre y sorpresas que convertirán
la prevista línea recta en un sendero sinuoso, abrupto e incluso con un destino final distinto
al soñado, el simple hecho de planificar nuestro futuro debería ser decisivo en la obtención
del primer e imprescindible componente del optimismo: la ilusión. Con ilusión es con lo
que se abona el terreno del optimismo.
Así pues, primero proyecto, segundo ilusión, tercero optimismo. Visto así, lo primero que
cabe preguntarse es ¿cuál es mi proyecto? La misma filosofía puede aplicarse al ámbito em-
presarial, tanto a nivel de proyecto industrial-comercial como de equipo de trabajo. No es
posible donar de optimismo a una organización si no hay ilusión. Y ésta sólo podrá aparecer
si existe un proyecto definido de dirija los pensamientos, las decisiones y las acciones hacia
un punto en el horizonte.
Por más que una quiera ser optimista o quiera embargar de optimismo a su empresa y
equipo, difícilmente lo logrará sin un proyecto empresarial que ilusione. Hoy es donde más
empeño hay que poner.
Ángel Salada
Director
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