instalación y montaje en cocinas y baños
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emana de una falsa claraboya. Alrededor
de este jardín: Toda la casa.
A su izquierda, excavado en los cimientos
del edificio, encontramos el salón, con
escalones sobredimensionados sobre los
cuales han dispuesto un elegante sofá
en forma de U, empotrado y tapizado en
terciopelo color cemento. Sobre él una
ecléctica pero sutil mezcla de cojines
de diseño: tejidos a mano por la abuela,
comprados en tiendas de segunda mano,
o en portales de decoración on-line. Des-
de el salón miramos el jardín interior; el
exterior, a través de un inmenso ventanal
recubierto por una persiana vertical con
lamas de roble macizo; y en dirección
opuesta, la zona de comedor y cocina de
la cual nos separan apenas un centíme-
tros de distancia, aunque se encuentre a
otro nivel.
En el comedor, la formidable mesa Be-
drock Plank A de la casa Riba 1920 se ve
rodeada por las atemporales sillas Eames
sin brazos en color hormigón y todo el
conjunto es iluminado por dos atajos de
bombillas de tipo balón transparente que
se descuelgan de un techo industrial de
vigas metálicas vistas, todo teñido de un
profundo gris marengo. A su derecha
una motocicleta de colección, única y
restaurada por la familia.
Cocina cálida y acogedora
Tras el comedor, la cocina técnica e in-
dustrial, que ofrece una imagen limpia y
sofisticada gracias a las grandes superfi-
cies verticales de acero inoxidable que la
componen, al mismo tiempo se abre cá-
lida y acogedora, proponiendo naturales
encimeras de madera tratada, ideales para
la preparación de la comida, la bebida y
los momentos ámenos que pide a gritos
esté espacio. El brillo metálico mimetiza
con los electrodomésticos de última ge-
neración: frigorífico americano (Liehber),
cafetera de grano molido integrable, pla-
cas de inducción inteligentes, planchas
“tepan yaki”, campanas de filtro carbóni-
co, estación de lavado, secado y plancha-
do (AEG) e incluso un tendedero interior
con drenaje y ventilación asistida. Tras
puertas correderas de cristal una alacena
transparente, en la cual se encuentran
almacenados pero vistos, “delicatessen”
locales, especies frescas, y vinos; todo
iluminado por proyectores orientables
de carril y sobre un fondo de pizarra y
trazos de tiza. Sobre la isla central que es
a la vez mueble de almacenamiento de
menaje y zona de preparación cuelgan
dos lámparas “Lindse” de Francisco Sega-
rra y a su alrededor 5 taburetes metálicos
“Bofinger” de la misma casa, convierten la
superficie en barra o desayunador.
La satisfacción de
una habitación completa
Bordeando de nuevo el salón, esta vez
por su flanco izquierdo, recorremos una
pasarela de hormigón sobre la que han
sido empotrados tres potentes haces de
luz que bañan de forma rasante una pared
desnuda de ladrillo artesanal. Al final de
ésta nos topamos con una hoja de batien-
te de roble macizo, sin cerrojo ni tirador,
que funge como puerta “siempre abierta”
hacia las estancias más íntimas de la casa.
En la habitación, la cama y su cabecero