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instalación y montaje en cocinas y baños
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y el acero son materiales y acabados que
ayudan a que la cocina gane luminosidad.
Las luces LED son sinónimo de eficiencia
energética. Pocos vatios conllevan alto
rendimiento lumínico en lumens. No hay
que olvidar que las luces de esta estancia
son de las que más se encienden y se apa-
gan del hogar. Hay cocinas muy oscuras
que necesitan ser iluminadas artificial-
mente todo el día, hay otras que les llega
bien la luz natural durante bastantes horas.
Desde luego, la luz natural que le llega y
la del resto de la casa han de ser tenidas
en cuenta. Los diferentes miembros del
hogar entran y salen sin tener establecidos
unos horarios claros. Sin duda, la inversión
realizada pronto se ve amortizada con
ahorros en la factura de la luz. El entregar
a los clientes un estudio de amortización
facilita la venta.
Otro punto a favor de las luces LED es la
durabilidad. Pueden durar años y años.
Por ejemplo, las nuevas lámparas de techo
Cu-Beam, uplight y downlight, de Dyson,
están diseñadas para durar más de 35 años,
y para producir una luz de calidad. La
iluminación de la mesa de la cocina debe
ser cálida y acogedora, por lo que en este
caso las lámparas suspendidas son ideales.
Si se tiene una isla, lo mejor es iluminarla
bien, puesto que es una pieza polivalente.
Versatilidad
Tampoco hay que olvidarse de la versa-
tilidad que entregan en lo que a inten-
sidad, tono o color se refiere. El usuario
tiene multitud de opciones a su alcance.
Ofrecen diseño. Cambian el concepto de
la cocina. Se pue-
den regular, pueden
iluminar una zona
específica o simular
prácticamente la luz
natural en toda la
estancia. Dar toques
de color. Además,
el que no emanen
calor las convierte
en ideales para po-
nerlas en estanterías,
en los interiores de
los armarios, para
luces guía nocturnas, y un largo etcétera
que se le ocurra al lector. Hay opciones
para todos los gustos. Un buen diseño y
una buena aplicación puede inundar de
elegancia a la cocina. La tendencia actual
es la de integrarla con elementos mínimos
y diseños puros. El toque industrial, asi-
mismo, está de moda.
Las estanterías o los muebles altos, des-
tinados a menaje, se pueden entender
como una fuente de luz. Para ello, están
las baldas con iluminación en su interior o
los apliques que se instalan en el interior
de los muebles. Si las puertas de éstos son
de cristal traslúcido se puede jugar con el
efecto óptico, y si se va por la noche a la
cocina aprovecharse de esa luz más tenue
para no desvelarse por completo.
En ciertas zonas, los elementos de ilumi-
nación, pasan desapercibidos. En otras,
como la que está encima de la mesa de
comedor, se pueden volver protagonistas.
Pueden convertir cualquier ambiente en
un espacio especial. En la superficie de tra-
bajo, es muy común iluminar la encimera,
especialmente las placas de cocción (prác-
ticamente todas las campanas extractoras
traen consigo luces) y el fregadero. Se sue-
len poner las luces en la parte interior de
los armarios altos de cocina. Así, se obtiene
una superficie iluminada sin sombras.
Algunos fabricantes ponen a disposición
de sus clientes mandos a distancias con las
que encenderlas y apagarlas.
Por otro lado, el Internet de las Cosas faci-
lita el poder controlar la iluminación des-
de fuera del hogar,
desde el smartpho-
ne. Aparte de eso,
las tecnologías inte-
ligentes multiplican
exponencialmente
sus capacidades y
abren posibilidades
que antiguamente
eran impensables.
Hasta incorporan
altavoces para aña-
dir música a la co-
cina. Ya tampoco
se ven las radios encima del frigorífico,
como solían tener nuestros padres. Del
mismo modo, las bombillas incorporan
repetidores Wi-Fi para que ningún miem-
bro de la casa pierda la conectividad o
cámaras inalámbricas que proporcionan
La iluminación desde
el techo es la más
habitual, mientras que
la de la mesa debe ser
cálida y acogedora
El objetivo de la iluminación debe ser hacer la vida
más confortable y cómoda al usuario
una sensación de tranquilidad gracias a su
función de seguridad. Y con los sensores
de movimiento, se controla la iluminación
a través del movimiento de las manos y
también por las pisadas.
Los sensores se pueden introducir en los
cajones para que éstos, cuando sean abier-
tos, se iluminen y así poder ver todo lo que
hay en su interior con facilidad. El objetivo
de la iluminación debe ser hacer la vida
más confortable y cómoda al usuario.
Por todo esto, la iluminación de la cocina
requiere de cierta reflexión y de cierto
tiempo para planificarla. La personalidad
de cada uno se verá plasmada en ella.
>>Egue y Seta
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