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40 instalación y montaje en cocinas y baños La grifería es, en apariencia, más simple, pero encierra todo su poder en piezas muy sofisticadas, resistentes y bien pensadas ma parece haber llegado al sector. Así, todo el aprendizaje fruto de la lucha por sobrevivir en un contexto de crisis -en el cual las innovaciones debían sucederse a un alto ritmo para captar a los clientes que aún quedaban- es usado ahora, con tranquilidad, para crear los grifos más adecuados a cada cliente. Buen momento económico Y es que, desde el 2013, el subsector de la grifería de cocina no ha dejado de crecer, pasando de 30 millones de euros en aquel momento, a 33 millones en 2016. En otras palabras, ha aumentado un 10% en este periodo, en el que, además, no se han producido altibajos ni sorpresas. Este crecimiento se debe tanto a la re- cuperación del mercado español -no olvidemos que en 2016 los visados autori- zados para obra nueva de uso residencial crecieron un 30%- como a la exportación. Las empresas griferas españolas, que generalmente incluyen también grifos de cocina en sus colecciones, exportaron prácticamente un 12% más en 2016. Desgraciadamente, como en todo lo bue- no, siempre tiene que haber algo negativo en esta evolución. En este caso, se trata de la importación de gama baja, aquel fantasma que perseguía a los fabricantes españoles hace años, ha regresado. La importancia de una buena calidad En el caso de la cocina, la importancia de este tipo de importadores es aún mayor. Como advierte la Asociación Española de Fabricantes de Grifería (Agrival), se “está constatando una reducción significativa en los estándares mínimos de calidad en la grifería presente en el mercado español, causado principalmente por la entrada de producto importado para el cual existe poco control”. Según Agrival, “los cromados de baja calidad son tóxicos, y el arsénico está presente en la mayoría de grifería de bajo coste, motivos por los cuales el uso de este tipo de grifería redunda en la salud del usuario final “envenenándose“ en can- tidades reducidas pero admitidas en la Unión Europea”. La asociación asegura que “la grifería “low cost” no cumple los requisitos mí- nimos, su abaratamiento se reduce en piezas que no aseguran ni su calidad ni su durabilidad. Nos preocupamos de la calidad del agua que llega a nuestros hogares, trabajos, hospitales, escuelas… pero olvidamos que es igual o más impor- tante que el grifo por el cual fluye tenga los mismos compromisos de calidad” . >>Tres Desde el 2013, el subsector de la grifería ha pasado de 30 millones de euros en aquel momento, a 33 millones en 2016

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