IMCB nº144

26 los alimentos entre 5 y 8ºC. En este sentido, en los modelos tradicionales la zona más fría de la nevera es la que está en contacto con el congelador, es decir, el estante de arriba, mientras que en los modelos combi, esa parte más fría corresponde a la balda que está justo encima de los cajones para las verduras. Es obvio que no todos los alimentos deben conservarse a la misma temperatura para que estén en óptimas condiciones, de ahí que algunos modelos dispongan de un enfriamiento flexible, es decir, un compartimento con control independiente que permite establecer la temperatura en distintos modos preestablecidos, ya sea para la fruta, las verduras, la bebida, para congelar o para la carne y el pescado. O esos otros modelos que, para conservar el frío y ofrecer una frescura duradera en todos los alimentos, como si los acabáramos de comprar, incorporan una placa de metal en la parte posterior del electrodoméstico para proporcionar una mejor retención del frío, reducir la pérdida del aire fresco cuando la puerta se abra y restaurar, rápidamente, la temperatura. Así como sistemas de enfriamiento rápido, gracias a la propulsión de un intenso aire frío para conseguir la temperatura idónea, de tal manera que podamos disfrutar de alimentos y bebidas frescas en pocos minutos. O el sistema Power Freeze de algunos modelos, que consigue hacer hielo y congelar de manera rápida. Respecto a la conservación en sí de los alimentos, destacan algunas técnicas y tecnologías que tienen como objetivo prolongar la vida útil de los alimentos para que duren más tiempo sin que se altere su aspecto, textura, sus propiedades nutricionales o su sabor. Por ejemplo, la función All Around Cooling, que ayuda a mantener los alimentos a la temperatura adecuada y frescos por más tiempo, ya que enfría cada compartimento de manera uniforme, al hacer circular el aire frío a través de diferentes rejillas de ventilación ubicadas en todo el electrodoméstico. Con ello, se evita que los alimentos se congelen o no se enfríen correctamente. Por otro lado, el sistema de procesado por alta presión (HPP) no usa frío ni calor, sino unos niveles muy elevados de presión hidrostática sobre los alimentos, lo cual permite alcanzar hasta 600 megapascales o 6.000 bares. Esta presión elimina los patógenos y destruye parásitos y algunos mohos y levaduras, entre ellas, la salmonela y la listeria. Además de contar con una importante ventaja: no hace falta añadir conservantes ni colorantes o potenciadores del sabor, necesarios al usar otros métodos térmicos de conservación. De esta manera, gracias al auge de alimentos frescos y listos para consumir (guacamole, purés de frutas, humus, tomate triturado para las tostadas, etc.), esta tecnología se ha erigido como una de las de mayor crecimiento. Finalmente, el sistema de irradiación reduce o elimina los microorganismos que pudieran corromper el alimento sometiéndolo a rayos gamma, rayos X o haces de electrones. Todo ello con el objetivo de proporcionar que algunos alimentos puedan llegar a durar meses sin necesidad de refrigeración. Aplicada a la fruta, la irradiación retarda su maduración y elimina los insectos que pudieran ir dentro de la pulpa, mientras que, por lo que se refiere a la carne fresca, esta puede durar más de medio año sin necesidad de nevera. >>Teka

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