IMCB nº144

58 dejan al descubierto su frente y la encimera no tiene por qué ser muy gruesa, de manera que el usuario cuenta con un mejor acceso al lavabo. Por su parte, los murales o suspendidos van fijados a la pared a la altura que mejor convenga y mostrando su sifón u ocultándolo. Añaden ligereza al ambiente al dejar despejada la zona en la que iría el mobiliario o la encimera. Algunos modelos cuentan con un toallero en su frente o en su base. Este puede ser sustituido por un contenedor de almacenaje que queda en suspensión, convirtiéndolo en una idea a barajar si no hay mucho sitio. Otra variante podría ser que el lavabo no se ubicase justo en el centro, quedando reservado a uno de sus laterales para los accesorios de higiene. Se pueden observar referencias que poseen una ligera inclinación en su interior para contribuir a un correcto desagüe. A su vez, los de pedestal se dirigen más hacia una estética clásica, donde el pie y la base están claramente diferenciados, mientras que, si se busca un aire más moderno, los lavabos tipo tótem se caracterizan por estar formados por un monolito, en el que no se sabe realmente cuando empieza una parte y termina la otra, o semi tótem, en el que su base queda reducida a la mitad. Sería conveniente indicar que hay marcas que sí hacen por definir cada una de las partes, otorgándole al lavabo y a su pedestal un color o una textura distinta o poniendo, como sugiere Sanycces, una cuerda en medio. Continuando con los de tótem, estos se presentan bajo un diseño cilíndrico, piramidal, cuadrado o cónico, luciendo la estética robusta que le confiere la piedra natural o que la relaciona con una pieza extraída de un templo clásico, como puede ser el mármol, reproduciendo sus vetas en interior y exterior. En ocasiones se deja la parte baja para las texturas, creando la sensación de como si la pieza fuese tallada a cincel. Aquellos que poseen una estructura metálica e incorporan un lavabo en su base y debajo un contenedor de almacenaje, y que nos recuerdan al diseño de una palangana antigua, vuelven a ser tendencia. Llevan el nombre de lavabo de consola, proporcionando un estilo retro. En el caso de estar condicionados por el espacio, los esquineros y angulares son un gran salvavidas. La virtud del material La esencia del material con el que se fabrica el lavabo no solo radica en su belleza, sino en las propiedades que se le atribuyen. Debe ser resistente, higiénico, duradero frente al paso del tiempo y fácil de limpiar. Así, los de porcelana y cerámica son los más frecuentes. Hay infinidad de formatos a elegir: redondeados, rectangulares, de líneas gruesas o más minimalistas, ovalados, de tipo bol, con o sin orificio incorporado para la grifería e, incluso, con o sin rebosadero. Son conocidos por su resistencia, limpieza sencilla y por ser más económicos. Por otra parte, cuando a la cerámica se le aplica un esmalte que refuerza su durabilidad, brillo, resistencia y mejora su mantenimiento, es conocida como cerámica vitrificada. Los de piedra son más rústicos a la par que elegantes, no pasan para nada inadvertidos en medio de la decoración y lo mejor es que su diseño no pasa de moda, sino que le otorga atemporalidad. Los podemos ver de mil y una maneras: en algunos casos las texturas se reservan para adornar su cara externa incorporando rugosidades, líneas verticales u horizontales o pequeñas incisiones, sus interiores pueden ser pulidos o brillantes, o podemos encontrar modelos más robustos, de una pieza, dando la sensación de como si lo hubiésemos traído del exterior y lo hubiésemos posado directamente sobre el mueble con sus imperfecciones, curvaturas y características tonalidades. Al ser propuestas más únicas y diferenciadoras su precio suele ser más elevado. También son resistentes a los golpes, arañazos y cambios de temperatura. Es cierto que han sido creados para durar, son más pesados, pero conviene prestar atención a su mantenimiento y cuidado empleando productos que no puedan dañar y afectar al color del producto. Sin abandonar esta categoría, el mármol nos cautiva con su brillo, vetas y distinguida fusión de colores. El terrazo, por su parte, a diferencia de las referencias que preceden, no es poroso, es suave al tacto, higiénico y de <<Acquabella Los lavabos de resina transparente, coloreada y de acabados brillantes, inician su juego de luces y reflejos cuando la luz incide sobre ellos

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