Las reformas en interiores van viento en popa. Según el estudio `Houzz y el Hogar 2022´, un 36% de los particulares ha optado por realizar obras en casa en 2021, produciéndose un ascenso de siete puntos con respecto al año anterior, cuyo valor se situaba en el 29%. Lejos de estancarse, esta tendencia siguió su curso en 2022: un 33% de los encuestados reconoció sus intenciones de continuar adelante con las renovaciones. La gran mayoría de los consumidores (87%) puso su foco de atención en los espacios interiores, y el baño fue el que salió reforzado, convirtiéndose en la estancia prioritaria para el 31% de las reformas. Seguida muy de cerca por la cocina, con un 29%. En cambio, si se tiene en cuenta el gasto, el espacio culinario fue el lugar en el que se hizo un mayor desembolso (14.000 euros), un 40% más si se compara con 2020.

¿Ducha o bañera?
¿Eres más de ducha o de bañera? Si atendemos a los gustos de los usuarios, podemos comprobar que hay un claro ganador: el plato de ducha. Así lo revela una encuesta impulsada por Duscholux, donde el 82% de los participantes se decantan por esta opción. Ya sea porque van justos de espacio, por la comodidad de limpieza, por el ahorro en el consumo de agua, por la libertad de movimientos o de acceso o porque los hábitos de higiene han cambiado, este espacio se coloca entre sus favoritos. Como compañera, a la hora de elegir una mampara, en lo que más se fijan es en que "no permita fugas de agua", por delante de otras características, como el tamaño o su diseño. Otro de los factores en los que también se fijan los encuestados (52%) es que "no se ensucie con facilidad". Además, la marca preguntó a los consumidores si estaban conformes con el tamaño de su baño. En este sentido, la mitad confesó que "se imaginan su baño más grande en el futuro" y un 22% confía en poder "integrar" el cuarto de baño en otra estancia dentro de la vivienda. Una idea que no es del todo descabellada, pues las últimas tendencias pasan por convertir la cocina en un habitáculo abierto a otros escenarios, como el comedor, el salón o la terraza. Y son muchas las razones de peso para hacerlo: contamos con una mayor extensión disponible, acabamos con los obstáculos, entra más luz, podemos generar armonía o crear contraste gracias a la decoración y el mobiliario y, si no lo vemos claro del todo, siempre podemos optar por una puerta corredera con cristales que actúe como elemento separador o de unión, según convenga.

Copiando este modelo, cada vez más, y siempre que el espacio lo permita, se opta para que el dormitorio albergue el baño en su interior. Pero de una forma distinta a la que lo hacía en el pasado: se prescinden de las puertas, tal y como las conocíamos, y se emplean otras soluciones. Todo depende de cuanto margen de maniobra dispongamos. Por ejemplo, supongamos que contamos con el sitio suficiente para dejarnos llevar y quitar tabiques y puertas. Entonces colocaremos la ducha, el lavabo y su correspondiente mueble con espejo, el inodoro y, ¿por qué no añadir la bañera?

FOTO PRINCIPAL.: Kaldewei.

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