instalación y montaje en cocinas y baños
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El objetivo de Casa Moliner –que recibe
su nombre de su promotor– era levantar
una casa para un poeta.
“Hacer una
casa para soñar, vivir, morir. Para leer,
escribir, pensar”
, expresa el arquitecto
Alberto Campo Baeza, mente de esta casa
escultórica.
“Levantamos unas tapias
blancas –explica– para conseguir una
caja abierta al cielo. Como un jardín
desnudo y metafísico con árboles fron-
dosos. Y flotando en el centro, una caja
con tres niveles: el más alto para soñar,
el del jardín para vivir, el más profundo
para dormir”,
es decir, un estudio en
el primer piso, una cocina y salón en la
planta baja, y dos dormitorios con baño
en el sótano.
Para ello usaron los materiales “más
sencillos”,
partiendo de una estructura
reticular de hormigón armado. Por su
parte, los cerramientos son de doble hoja
de ladrillo, y el edificio está perforado
por fuera y cuenta con hueco doble por
dentro. Por último, el exterior se encuen-
tra enfoscado y hay yesos en el interior.
Por una poética del espacio
C
ampo Baeza no evita citar a Bachelard
como una fuente de inspiración esencial
para Casa Moliner. En sus reflexiones
sobre el hogar, el filósofo francés incidió
en la importancia de su verticalidad y
en su jerarquización de espacios para
lograr la ensoñación, el camino al arte y
la creatividad. En este proyecto, esto se
traduce en una sencilla escalera en espiral
que desde el corazón del hogar aúna las
tres plantas.
“El cliente es un poeta –señala el arqui-
tecto– y el único requisito que pidió fue
una biblioteca que creo que se traduce
bien en ese soñar del que hablaba Ba-
chelard”,
quien en su obra El aire y los
sueños escribía:
“El verdadero poema
despierta un deseo invencible de ser re-
leído, no se acaba nunca de pensarlo”.
Así sucede en cierto modo con la lectura
de esta casa. A la verticalidad de la cons-
trucción impacta una luz natural que se
funde con la blancura interna y externa,
color del que también es el abrazo de
hormigón que envuelve la casa. Éste
permite una privacidad necesaria en un
espacio muy diáfano gracias a su gran
cantidad de cristal.
Y es que hasta nueve ventanas ocupan
la casi totalidad de una de las fachadas
de la biblioteca, mientras que las cuatro
paredes que acotan la planta baja cuentan
con dos amplios ventanales, junto con
dos adicionales en los que se incluyen
las puertas. Pese a buscar una zona más
oscura y dramática en la planta inferior
de los dormitorios, ambos cuentan con
salida al exterior.
Soñar, vivir y morir
Seguramente el sótano sea la única
excepción en este concepto orgánico
que señalaba Bachelard en su teoría del
espacio. Así lo señala Campo Baeza, ya
que pese a ser la
“cueva para dormir,
que es morir un poco, desde todos los
dormitorios se ve el cielo”
. También desde
el exterior conectan con la casa, ya que a
través del jardín se adivinan sus ventana-
les y puertas exteriores.
Por su parte, la planta baja, el
“piano
terra”,
hace grande lo pequeño con el
mecanismo de la transparencia, gracias
a la cantidad de cristal que la engloba y
que la conecta con el jardín con luz del
sur. Así la estancia deviene todo jardín,
con paredes transparentes que ponen en
1...,71,72,73,74,75,76,77,78,79,80 82,83,84