instalación y montaje en cocinas y baños
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Corría el año 2011 cuando Adrian Tan,
propietario ahora de Tan’s Garden Villa,
encargó al estudio Aamer el diseño de su
casa. Sólo había un bloque tipo bungalow
dividido en dos partes que acomodaba
dos casas separadas e idénticas, que ya
habían ganado el prestigioso premio de
Diseño del Instituto de Arquitectos de Sin-
gapur en 2004. Diez años después, Tan se
adueñó de la casa vecina con la intención
de construir una nueva y tercera casa: una
para la pareja y una para cada uno de sus
dos hijos. Qué mejor manera de no lidiar
con el síndrome del nido vacío.
La idea, por lo tanto, era diseñar un nuevo
hogar en sincronía con los dos anteriores
pero, por supuesto, distinta. Tan, el clien-
te, puso como requisito específico un
patio con jardín y un estanque tipo koi.
Por ello, la piscina tuvo que ser construida
en el tejado, lo que permite unas vistas
espectaculares sobre la propiedad y las
casas que la rodean, que en la mayoría de
casos son tipo bungalow de dos plantas.
Debido a que los hijos de la pareja ya se
despiden de la adolescencia, deseaban
tener más espacio y privacidad. Fue por
ello que sus habitaciones se planificaron
de modo que estuvieran conectadas con
el exterior a través de una terraza con
veranda con su propio acceso, tanto des-
de la planta baja como desde la azotea,
donde la diversión está asegurada con la
piscina, el jardín superior y una exclusiva
sala de juegos.
Estos espacios apartados y conectados
al mismo tiempo fueron el
“mayor reto”
para el arquitecto, que optó por mante-
ner una idea visual similar basada en los
materiales. Éstos
“siguen el concepto de
ser muy naturales. Son la madera, el
mármol y distintos tipos de granito, que
se mezclan bien con el follaje de los jardi-
nes construidos verticalmente”,
reconoce
Aamer Taher, líder del proyecto.
Locus amoenus
Esta vegetación omnipresente es segura-
mente la clave formal de la unificación de
espacios. Mientras que la primera cons-
trucción contaba con árboles que crecían
a través de los balcones de madera, esta
vez son plantas trepadoras que se enro-
llan verticalmente al enrejado de madera,
que a su vez se extiende por encima de la
azotea donde se coloca la piscina.
El abrazo de la flora singapurense es tal
que llega a pedir audiencia en el interior
